Correo “Me paró la policía…”

¡Hola, hola!

¿Qué tal? En mi último correo te hablé de lo que odio de Murcia (que haya muchos yonquis) y te dije que aún me quedaban muchas anécdotas que contarte al respecto. ¡Pues vamos a por ello!

Como siempre, fíjate en las palabras en negrita, quizás sean nuevas estructuras o nuevo vocabulario para ti (tienes su explicación y ejercicios para practicar su uso en la Academia). 😉

Primero de todo, quiero que sepas que los yonquis en Murcia son muy pesados, pero inofensivos (supongo que con excepciones, claro). Me dieron la bienvenida a Murcia básicamente el primer día que llegué a la ciudad para buscar piso en ella. Hasta que no te habla un yonqui en Murcia no has pisado la ciudad, esto es así. Como si vas a Granada y no visitas la Alhambra: entonces no has estado en Granada.

Aparcamos en el famoso barrio que te comenté en el correo anterior (La Fama) porque es donde hay aparcamiento (por razones evidentes, jeje). Y justo cuando estábamos saliendo del barrio, un yonqui me miró de arriba abajo para después exclamar, sorprendido: “¡Qué blanca estás, nena!”. Fue un puntazo y me sigue haciendo gracia más de una década después.

Después de eso, pasé los siguientes cuatro años aparcando en ese barrio. Como trabajaba los fines de semana en mi pueblo, llegaba a Murcia muy tarde, en torno a las doce de la noche. Muchas veces llevaba a otros universitarios en mi coche, pero normalmente los dejaba en otros puntos de la ciudad.

En otras palabras, dejaba el coche a medianoche allí y me movía sola por el barrio hasta llegar al mío, que estaba muy cerca y no era “problemático“. Desde luego, mi sensor del peligro ni funcionaba entonces ni funciona ahora, pero no tuve ningún problema nunca. Por supuesto, cada vez que vuelvo a Murcia a tomarme unas cañas con amigos sigo aparcando allí.

Un día, terminando la carrera, estuve un buen rato riéndome porque, cuando fui a recoger mi coche un viernes para volver a mi pueblo, había una furgoneta de policía llena de polis aparcada junto a mi coche. Al verme abrir la puerta, me preguntaron de dónde venía. “De la universidad”, les dije. Me miraron durante unos instantes antes de indicarme que podía irme. Desde luego, no tenía pinta de drogadicta, pero tampoco era “lo normal” aparcar allí. Me aconsejaron que no dejara el coche en esa zona y les dije que llevaba cuatro años haciéndolo. Estaba claro que no conducía ningún Ferrari.

Como fui voluntaria durante un año en un colegio que había en las entrañas de ese barrio, tenía que recorrerlo varias veces a la semana en bicicleta. Como te decía, nunca tuve ningún problema. Pero sí se veían cosas que no se veían en calles “normales”: varias furgonetas de policía cada cierto tiempo; muchísima basura desperdigada tras edificios de viviendas, como si la tiraran desde las ventanas; matriarcas y patriarcas tumbados a la bartola en tumbonas en plena calle; alguna vez incluso barriles de metal en llamas (siendo de día y sin hacer frío)…

El conserje del colegio en el que colaboraba me contaba historias para no dormir

Pero mejor seguimos en un próximo correo, que (como siempre) te he escrito demasiado. ¿Quieres que continúe esta historia?

Por cierto, si tienes dudas del vocabulario que está en negrita, lo tienes explicado en la Academia y con ejercicios para practicarlo. 🙂

Un abrazo,

Lucía, de Erre que ELE

Vocabulario

  • “Yonqui”: persona adicta a las drogas (especialmente a la heroína), drogadicto/a. Es una adaptación al español del término inglés “junkie”.
  • “Al respecto (de algo)”: en relación con esto (lo que se está diciendo).
  • [Ser] pesado/a”: ser molesto/a e impertinente.
  • “Inofensivo/a”: que no causa daño u ofensa.
  • “Por razones evidentes”: por motivos obvios, claros, por pura lógica.
  • “Mirar de arriba abajo”: examinar a alguien completamente y con detalle.
  • “Exclamar”: expresar algo en voz alta, con fuerza.
  • “Puntazo”: algo gracioso, chistoso, ocurrente.
  • “Punto(s)”:
  • “Problemático”: (barrio) peligroso, marginal.
  • “Sensor del peligro”: forma metafórica de referirse al filtro interno (simbólico) de alerta del riesgo o peligro en ciertas circunstancias.
  • “Caña”:  vaso, generalmente de forma cilíndrica o ligeramente cónica, alto y estrecho, usado para beber cerveza. En España, se utiliza esta expresión para pedir directamente una cerveza en vaso. Según el sitio, ronda los 20-35 cl. Muchos españoles suelen quedar para “irse de cañas”.
  • “Furgoneta”: vehículo automóvil más pequeño que el camión, destinado al transporte de mercancías.
  • “Polis”: forma coloquial y acortada de llamar a la policía.
  • “Tener pinta de (algo)”: apariencia, lo que aparenta ser alguien o algo.
  • “Entrañas”: en el centro o en el medio de algo.
  • “Desperdigada”: esparcida.
  • “Matriarca” y “patriarca”: reconocimiento de respeto (en femenino y masculino, respectivamente) en la etnia gitana a un miembro que por edad y sabiduría ejerce autoridad en una familia y en una colectividad bajo la “ley gitana”.
  • [Tumbarse] a la bartola”: colocación típica. Descansar, holgazanear, no hacer nada.
  • “Tumbona”: silla baja con brazos y respaldo (normalmente regulable) que se puede inclinar; usada para sentarse o tumbarse en exteriores (en la playa, por ejemplo).
  • “Barril”: recipiente cilíndrico usado para conservar, tratar y transportar diferentes líquidos y géneros.
  • “Conserje”: persona cuyo oficio consiste en estar a cargo de las llaves, cuidar el mantenimiento , vigilancia, limpieza (entre otras labores) de un edificio o establecimiento público (un colegio, por ejemplo).
  • “Historias para no dormir”: frase hecha para referirse a anécdotas fuertes, negativas o turbias.

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